viernes, 10 de julio de 2015

¿Feliz domingo para todos? (publicado el 9/7/15 en Veintitrés)

Como si hiciera faltara una demostración más, las interpretaciones de las elecciones del último domingo son capaces de arrojar un escenario en el que todos hayan ganado algo (y perdido otro tanto, claro).
A juzgar por las tapas de los diarios del lunes, el gran ganador fue el PRO pues Rodríguez Larreta obtuvo el 45% de los votos, apenas por debajo de lo que la suma de sus votos y los de Michetti habían obtenido en las PASO. Se cayó así la perspectiva de los que especulaban con que el voto de Michetti fuera más volátil en tanto presuntamente independiente. El resultado consolida al partido que se exponía a enfrentar, por primera vez en la Ciudad, una elección ejecutiva sin su líder, Mauricio Macri. Sin embargo, más allá de que superar el umbral del 50% en la Ciudad es una tarea casi imposible, el PRO se había ilusionado con evitar el balotaje a partir de los datos de mesas propias. Con todo, el optimismo macrista por la elección realizada en la ciudad colisiona de frente con los resultados obtenidos en las otras provincias. Porque lo cierto es que, tras su participación original allá por 2003 (con el partido Compromiso para el cambio), el macrismo no ha podido hacer pie más allá de la General Paz ni siquiera en la Provincia de Buenos Aires, a tal punto que su candidata a gobernadora es la actual vicejefa de la Ciudad. Así que, caída la posibilidad de Santa Fe por un puñado de votos, el macrismo va a disputar la elección nacional sabiendo que, probablemente, en 23 de los 24 distritos van a triunfar referentes que no son propios y que, en el mejor de los casos y solo en algunas provincias, su representación, más que una construcción propia, es el producto de un contrato de alquiler temporario.
Otro que ayer festejó fue el espacio ECO que con el insólitamente vacuo slogan “Con el balotaje ganamos todos”, logró sumar más votos que el FPV y acceder así a una definición mano a mano con el PRO. Ha sido una buena elección más allá de que, si hilamos fino, Lousteau representa a un espacio que con Carrió y Pino Solanas supo obtener buenos resultados en la Ciudad. Por otro lado, entre las PASO y la elección del último domingo, su fuerza apenas pudo sumar 4 puntos más y quedó muy lejos de la performance de Rodríguez Larreta. De este modo, es de esperar que en la elección del 19 de julio los números se achiquen algo pero la derrota es tan previsible e inevitable como una tragedia griega por la sencilla razón de que no se debe dar por descontado que el voto del FPV, claramente antimacrista, vaya automáticamente a las arcas de quien fuera ministro de Economía durante el conflicto con las patronales del campo. Probablemente crezca el voto en blanco (que al no contarse favorece a quien va adelante) y, además, sin animarme a afirmar temerariamente que un votante kirchnerista podría votar a Rodríguez Larreta, bien cabría pensar que algún filokirchnerista podría mirar algo más allá de la coyuntura y preguntarse qué oposición le conviene al FPV de cara al futuro: ¿la de una derecha conservadora claramente delineable o la de un difuso y líquido republicanismo social demócrata bienpensante y progresista con plan de derecha pero rulos de Palermo?      
Por último, al igual que lo que se indicaba anteriormente con el PRO, el panorama de este conglomerado radical/socialista/republicano más allá de la ciudad, es desolador, a tal punto que la unidad de la oposición en La Rioja no alcanzó para ganar la gobernación y la alianza de todo el arco antiperonista en Córdoba no pudo superar el 35% de los votos.     
En cuanto al FPV, el resultado de la elección en la Ciudad no ha sido bueno y estuvo algunos puntos por debajo de las performances de Filmus tanto en 2007 como en 2011, aunque no parece del todo justo cargar las tintas específicamente sobre el candidato Recalde. En todo caso, el Presidente de Aerolíneas Argentinas pagó los errores de un FPV que en 8 años de oposición en la Ciudad nunca pudo constituir una alternativa sólida (tal afirmación va más allá del resultado y valdría aun si el FPV hubiera hecho una mejor elección) y del insólito cierre de listas que hizo que, en las PASO, el oficialismo nacional propusiera 7 candidatos.       
Lectura más ambivalente podría hacerse de lo ocurrido en Córdoba, probablemente el distrito, junto a CABA, más refractario al kirchnerismo. Allí ganó el delasotismo pero a diferencia de elecciones como las de 2011, el FPV tuvo un candidato propio que subió al podio con algo más del 17%. Si bien algunos esperaban otro “milagro Perotti”, Accastello quedó lejos pero generó una base de sustentación que podría posicionarlo de cara al futuro y un piso de votos para Scioli en agosto.  
Si dejamos a un lado la particular interna panperonista de La Pampa donde el elegido de la Casa Rosada no ganó pero hay garantía de un apoyo irrestricto a la fórmula presidencial por parte de ambos contendientes, ha sido La Rioja la provincia en la que el FPV pudo sonreír aun contra, como dijimos anteriormente, el rejunte de todo el arco opositor. Si bien en cantidad de electores La Rioja no llega ni al 1% del padrón total, todos los porotos suman y en el domingo en el que confluían las elecciones más difíciles para el gobierno nacional, ganar una provincia vale.
Y para finalizar, el kirchnerismo celebró la victoria del “No” en el referéndum griego, un verdadero golpe a las pretensiones de ajuste de la Troika. Lejos de solucionar las dificultades económicas de Grecia, lo cierto es que la audaz decisión de Tsipras, plebiscitando su gobierno a 5 meses de haber asumido con apenas el 36%, ha significado una convulsión para el programa neoliberal que Alemania viene imponiendo en el continente y amenaza con producir una replicación de la rebeldía en países de la región presionados por las eufemísticamente llamadas “recetas de austeridad” que vienen de la mano de los préstamos. En pleno conflicto con el capitalismo financiero buitre, el antecedente de una reestructuración como la que Grecia necesitará, puede transformar a la Argentina en una referencia positiva a pesar de la incesante campaña de desprestigio de la prensa internacional en detrimento de nuestro país.
Volviendo al terreno local, salvo en Mendoza y Tierra del Fuego, ha triunfado la continuidad. Y más allá de que, como se puede observar, cada distrito tiene una lógica particular difícilmente extrapolable al plano nacional, lo cierto es que sería curioso que la ciudadanía se incline por la continuidad de los gobiernos municipales y provinciales pero decidiera cambiar el rumbo a nivel nacional como si su realidad local no estuviera determinada por las decisiones que se toman en la Casa Rosada. Si bien todo puede pasar, cualquier analista o consejero opositor más o menos sesudo conoce este escenario y advierte que de no mediar algún suceso extraño, todo indicaría que nos encaminamos hacia un nuevo gobierno de signo kirchnerista. Se tratará de un gobierno que tendrá la particularidad de ser encabezado por la versión más moderada del movimiento que, conforme se acerca la elección, se va identificando cada vez más con las principales líneas que marcaron esta larga década. De hecho, se puede observar en el actual gobernador de la Provincia de Buenos Aires el intento de dejar bien en claro que, más allá de estilos cercanos y proveniencias comunes, las circunstancias políticas hacen que él y Macri hoy representen modelos antagónicos. Se trata de un antagonismo que no está presente en, por ejemplo, un balotaje en la Ciudad de Buenos Aires que generará una situación curiosa pues la disputa entre Rodríguez Larreta y Lousteau bien puede ser vista como una interna, una suerte de PASO en las que participan solo dos candidatos. Al fin de cuentas, los contrincantes son parte de espacios que a nivel nacional han constituido una alianza de modo tal que en primera vuelta tanto Lousteau como Rodríguez Larreta votarán a Macri pero el primero deberá sobreactuar sus diferencias con el actual alcalde porteño de aquí al 19 de julio en una necesidad que puede terminar dañando al que será el candidato a presidente por ese espacio.
Se pudo observar, entonces, que hay lecturas positivas y negativas de los últimos comicios para las principales fuerzas políticas que disputarán la presidencia de la nación y, como en aquel legendario programa de TV conducido por Silvio Soldán, llegar a la final, o hacer un buen desempeño, es motivo de festejo máxime después de jornadas extenuantes de preparación y rivalidades, a tal punto que todavía resuenan aquellas súplicas estridentes de adolescentes vociferando “los dos a la final”. Sin embargo, el premio mayor, la llave del cofre de la felicidad, la que hacía saltar a Silvio Soldán, era siempre para uno solo.     

           

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno Dante el análisis. Solo querría agregar que el análisis que se debería hacer es contar cuanto votos saquen lousteau y Larreta y compararlos con los que sacaron en la general. Cualquier cosa relacionada con porcentajes va a ser magnificada (o invisibilizada según convenga)por los medios favorables a macri. Supongo que las cosas quedarán 60 a 40 a favor de Larreta, pero esos porcentajes no se deberían comparar por lo menos desde la sinceridad intelectual. No me imagino a la izquierda votando a Larreta (quizá algunos poquitos a lousteau..)como tampoco al FPV votando por Larreta (quizá alguno mas votando a lustó en relación a la izquierda). Quizá se fuguen algunos votitos de lusto a Larreta pero no mas que eso. En definitiva no ir a votar puede quedar como poco democrático (y muy peronista para el porteño, referencia ineludible de los años de la proscripción en los 1900), votar en blanco beneficia matemáticamente al primero. A veces es bueno no ser porteño (o por lo menos no tener dirección allí) pero lo siento especialmente por los votantes del FPV. Creo que cualquier cosa es aceptable, menos votarlo a Larreta, porque luego sea lo que sea los medios "independientes" van a mostrar los datos de la manera mas favorable a macri. Saludos y muy bueno tus comentarios Dante. Luis Diego