martes, 14 de junio de 2011

Por un Jorge Luis Borges real y no virtual (publicado el 14/6/11 en Tiempo Argentino)

Dado que, con justicia, este nuevo recordatorio de la muerte de Borges será la excusa para que decenas de escritores dejen en claro la importancia de, probablemente, el mayor escritor de habla hispana de todos los tiempos, mi humilde homenaje transitará el camino inverso. Se trata de realzar su figura, paradójicamente, quitándole méritos. Claro está, esto no supone caer en el lugar común de aprovechar el costado débil del autor de El libro de arena y abusar de su ignorancia llamativa en materia política para luego desarrollar una teoría en torno a la relación entre literatura e ideología. Entrar por ahí sería fácil pero significaría un obsequio para los que torpemente pierden la posibilidad de leer cuentos fanáticos por los exabruptos antidemocráticos de su autor. El camino será otro dado que intentará acotar para realzar, pues, como si no alcanzase con cuentos que estimulan el pensamiento mucho más que teorías filosóficas axiomatizadas, parece haber una tendencia a adjudicarle a Borges, quizás empujados por ese elogio senil de la primicia, una supuesta capacidad anticipatoria. Así, empezamos a recibir de manera algo retardataria los ecos de una moda que, principalmente en Estados Unidos, ha dado lugar a publicaciones que encontrarían en el pensamiento borgeano el mérito de haberse anticipado a la lógica de Internet y la realidad virtual. Se dice, entonces, que “La Biblioteca de Babel”, rizomática, sin centro e infinita como el universo, es equivalente a Wikipedia, esto es, el proyecto de una enciclopedia virtual capaz de contener la totalidad del conocimiento humano. También se indica que “El jardín de senderos que se bifurcan”, con su novela laberíntica, contiene ideas análogas a las que inspiran las formas de lecturas contemporáneas en las que es posible ingresar a un texto desde diferentes entradas tal como queda expuesto en Rayuela de Cortázar. Sin embargo, este supuesto carácter visionario, casi naif, de las bondades de las nuevas tecnologías podría contrastarse con pasajes, incluso de esos mismos cuentos, en los que existe una actitud militante vinculada, por ejemplo, a eliminar la información inútil, algo característico de Internet, o incluso a mostrar que la Biblioteca “total” no sería otra cosa que un universo inútil y solitario. Quizás, justamente, como es posible realizar todo tipo de interpretaciones a partir de esa inagotable cantera de ideas que es la literatura de Borges, sus cuentos merecen ser disfrutados y utilizados para explorar nuevos campos pero no como una supuesta base científica con rasgos anticipatorios. Sin duda, existen numerosos cruces entre literatura fantástica y ciencia y no es descabellado indicar que en muchos casos la primera inspira a la segunda. Pero seguir adosándole este tipo de méritos a Borges, sería un favor que, seguramente con una mueca y algo de ironía, agradecería, pero que sinceramente, me parece, no le hace falta.

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