lunes, 27 de julio de 2009

Es la caja, estúpido (publicado originalmente el 27/7/09 en www.lapoliticaonline.com)

Una lista incesante de flagrantes eufemismos supuran hoy de la porosa realidad de la argentina dialoguista. Desafiando la clásica distinción platónica entre lo que verdaderamente es y lo aparente, buena parte de los análisis políticos se encuentran signados por un enfoque que no puede ir más allá de la veleidosa superficialidad. A manera de ejemplo, hagámonos las siguientes preguntas: ¿el problema con Moreno son sus malos modales? ¿La CGT no se fracturó porque Moyano pidió perdón? ¿Lo más saliente de la visita de CFK a Paraguay ha sido su impuntualidad? Analicemos cada uno de estos casos.
Guillermo Moreno es la reencarnación del Mal. Es el eje diabólico sobre el cual se debe declarar la Guerra Santa. Está poseído por el demonio y es un soldado fiel a las fuerzas del Odio. Como si esto fuera poco, además, es Secretario de Comercio. Seguir leyendo esta nota aquí

domingo, 19 de julio de 2009

La importancia de aprender a preguntar (publicado originalmente el 19/7/09 en Miradas al Sur)

Cuando se usa y se abusa de un término, se corre el riesgo de tergiversarlo o, en el mejor de los casos, esterilizarlo transformándolo así en una cáscara vacía. Éste parece ser el caso del que resulta ser el concepto central a través del cual gira la política de nuestros últimos años: el diálogo. Sin hacer etimología barata, un acercamiento a los orígenes y al sentido que este término tenía, puede abrir una gama de posibilidades que ayuden a enriquecer la controversia actual. El diálogo fue uno de los medios a través del cual filósofos de todos los tiempos expresaron sus puntos de vista. Desde Platón (y Sócrates a través de él), pasando por Cicerón, Berkeley y Hume entre otros, el diálogo ha sido un formato que rivalizó con otras formas de expresar las teorías filosóficas. Sin embargo, la razón de la elección de un formato u otro no ha sido en todos estos pensadores una cuestión puramente estética. Así, si tomamos el caso de Platón y su maestro Sócrates, encontramos que el diálogo es la única forma de alcanzar la Verdad. Lo interesante de este punto es que, y esto es algo que se ha repensado mucho en la filosofía contemporánea especialmente a partir de los teóricos enfocados en la problemática de la identidad personal, la Verdad ya no está al alcance de una intuición individual ni de un monólogo, sino que necesita de un “otro”. Pero en el caso de Sócrates y Platón ese “otro” debe cumplir con un requisito, esto es, una suerte de cláusula que podemos llamar anti-dogmática: se debe aceptar que todo lo que es materia de diálogo puede ser sometido a un sentido crítico, es decir, nada se da por sentado y siempre es posible seguir preguntando. Es en esta línea que observamos a través de los diálogos de Platón cómo Sócrates interpela a diferentes ciudadanos atenienses haciendo, “simplemente” preguntas.
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miércoles, 8 de julio de 2009

Los campeones morales

Finalmente terminó un campeonato de fútbol muy poco redituable. Con los equipos que más diarios venden peleando por salir de las últimas posiciones, las fechas finales fueron animadas por Vélez, Huracán, Lanús y Colón. Se trata de cuatro equipos sin grandes estrellas, ni técnicos estruendosos, con clubes saneados económicamente, salvo Huracán. En el caso de Vélez, además se trata de un club que vende de club a club, es decir sin intermediarios, camino que parece intentar seguir Lanús. De estos 4 equipos, finalmente fueron Vélez y Huracán los que jugaron el partido final. Sin ningún Fabbiani y sin ningún Chilavert, la única polémica que podía instalarse en los 15 días previos al gran partido era la de oponer dos estilos de juego: el lirismo de los “ángeles de Cappa” y la “solidez” de Vélez. Ninguna de las dos descripciones era enteramente falsa y para un observador externo casi que pudiera funcionar. Pero más allá de ello, planteada la disyunción en estos términos, había un equipo de la “gente”, es decir del periodismo deportivo: Huracán. Así, con la misma inconsistencia teórica de los periodistas políticos, los herederos de Niembro, Araujo y Paenza vivían su semana romántica rescatando el buen juego de Pastore, De Federico y Bolatti, a la vez que otorgaban el título de “sabio de la universidad de la calle” anteponiendo el “Don” a Ángel Cappa. Para la prensa deportiva, Cappa se transformó en el Pino Solanas del fútbol: un hombre sencillo, austero, con grandes ideales, respetuoso y con críticas por izquierda. Mientras estas figuras no resulten una amenaza importante para el establishment serán exaltadas por los comunicadores en tanto son funcionales (algo que, sin duda ni Solanas ni Cappa buscan). Pero podemos establecer otra analogía con la política y tiene que ver con la búsqueda de deslegitimación. En otras palabras, antes de las elecciones y antes de la final del partido, el ganador era “el de la gente”, es decir, cualquier candidato no kirchnerista y Huracán. Si esto no fuese así habría fraude o robo del partido. El escrutinio definitivo y los 90 minutos de juego son anecdóticos: los ganadores los decide la gente.
Pero en el caso de la política, el recuento de votos favoreció al “candidato de todos”. En cambio, en la final, Vélez contradijo el deseo popular y le ganó a Huracán en un partido polémico en el que el árbitro dirigió mal. Sin embargo se hizo hincapié ya no en la indistinción de los errores sino en la forma en que habría perjudicado al “equipo de la gente”. Así, se mostró un gol mal anulado a Eduardo Domínguez; el foul de Larrivey sobre el arquero en el gol de Vélez; una roja que Otamendi aparentemente merecía pero que no fue otorgada por el árbitro y el episodio de la desaparición de pelotas; el triunfo de Vélez ocupó la tapa de los diarios del lunes a medias pues la mayoría resaltaron la forma en que Brazenas habría perjudicado a Huracán (Ver diario Olé, entre otros). La polémica siguió el martes en todas las radios e incluso en la tapa de Clarín en la que se descontextualiza una declaración de Brazenas afirmando “reconozco que me equivoqué” dando a entender que perjudicó a Huracán cuando en realidad se refería al gol de Vélez y a la jugada del penal de Arano.
En el fútbol, a veces es más fácil detectar las operaciones de prensa. De hecho alcanza con ver el resumen de “Fútbol de Primera” para afirmar que Huracán jugó mejor que Vélez. Sin embargo, los que estuvimos en la cancha vimos otra cosa, como reconoció el propio Bolatti cuando afirmó: “perdimos en la cancha, fuimos superados”. El recorte de imágenes y jugadas resultó particularmente tendencioso, tanto como la descontextualización de la tapa de Clarín y la vociferación de la gran mayoría de ignorantes periodistas deportivos: no muchos hablaron de la jugada en que Arano debió ser expulsado por un penal increíble que le cometió a Cubero; tampoco indicaron que Araujo debió haber sido expulsado en la jugada en que toca la pelota con la mano desde el piso pues debía tener una amarilla por haber cometido el penal en el primer tiempo. Tampoco se mencionó que en la jugada del gol de Domínguez hay un agarrón de este jugador a Zapata que le impide “salir” y que, por cierto, el hombre de Huracán estaba habilitado por apenas 30 centímetros según el Telebeam, es decir, algo muy difícil de observar. Asimismo, éste parece haber sido el único partido de fútbol en el que desaparecen las pelotas para hacer tiempo pero esta descripción cuadraba bien con la de equipo sólido-amarrete que tenía Vélez. Lo que no se comunicó fue la vergonzosa actitud del arquero de Huracán que demoró el partido sistemáticamente a punto tal que el propio Brazenas lo amonestó por ese motivo.
La soberbia de los representantes de “la gente” llega a tal punto que hay quienes exigen que el partido se juegue de nuevo favoreciendo y promoviendo marchas y actos de protesta por parte de los hinchas de Huracán. Más allá del insólito pedido, parece hacerse cada vez más frecuente deslegitimar todo acto que no se adecue al sentimiento de “lo que la gente dice en la calle”. En poco tiempo, las elecciones serán resueltas por encuestas telefónicas o por la propia voluntad de quien desea participar y los partidos de fútbol serán jugados la cantidad de veces que sea necesaria para que nuestro equipo sea el vencedor. Habrá campeones “morales” determinados por los programas deportivos y apoyados por los resúmenes manipulados de los partidos en canal 13. Las canchas serán escenarios ruinosos en los que los hinchas se reunirán a ver a su equipo a través de la pantalla gigante como ocurrió con los de Vélez frente a Lanús y los de Huracán frente a Vélez. Pero, lo más peligroso, es que también habrá diputados y funcionarios “morales” y seremos jueces de ellos a través del resultado que obtengan las caricaturas de esos candidatos en un programa de televisión.
Pero no seamos pesimistas. Reconozcamos que todo esto hará que el nuestro sea, cada vez más, un mundo feliz.

jueves, 2 de julio de 2009

El enemigo en casa (publicado originalmente el 2/7/09 en www.lapoliticaonline.com)

Tanto se ha escrito respecto de lo ocurrido en las elecciones que resultará difícil afirmar algo novedoso. Más allá de ello, y de forma resumida, podría decirse que dado que el gobierno perdió en los principales distritos, no hubo fraude. Es decir, de repente, de una elección a otra, hemos madurado como sociedad, se acabaron el voto cadena y la compra de voluntades y los barones que jugaron jánicamente a Kirchner y De Narváez sólo hacen fraude si favorecen al primero. Debemos alegrarnos por este cambio de conducta y también hay razones para festejar por la suspensión, ante la evidencia de un gobierno “desarmado”, del “cacerolazo preventivo” que ululaba por internet y sms para el domingo a la noche.
Donde las cosas no han cambiado es en la recepción que el gobierno hace de los reveses políticos. En este sentido el discurso de Cristina del día lunes se asimiló al del momento de mayor tozudez durante el conflicto con el campo, aun a pesar de que muchas de sus afirmaciones eran verdaderas, empezando por la más elocuente: el kirchnerismo fue la fuerza que más votos obtuvo a nivel nacional lo que tiene como consecuencia que sea la primera minoría en ambas cámaras. Sin embargo resulta claro que la derrota es simbólica más allá de que, en la Provincia, haya sido “por poquito”. (Seguir leyendo esta nota aquí)